La Confederación de Organizaciones de Empresarios de Salamanca (CONFAES) considera preocupantes los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada hoy que registran, según el Instituto Nacional de Estadística, un descenso de 1.700 ocupados en el primer trimestre del año, hasta situarse en los 129.000. En este sentido, señala que los datos dados a conocer hoy no reflejan en su totalidad el impacto que de la crisis económica derivada del COVID-19, ya que además el INE computa como ocupados a los trabajadores afectados por los ERTES presentados con ocasión del Covid-19.
Para CONFAES, al igual que manifiesta CECALE, las cifras, aunque reflejan que la actual situación de emergencia sanitaria, ha trascendido, no sólo a la salud de muchas personas, sino igualmente a la economía y al mercado laboral, pues todos los sectores de actividad se están viendo perjudicados, no ponen de manifiesto la situación absolutamente crítica y desalentadora que vive Salamanca, y cuya verdadera dimensión se irá conociendo con los datos correspondientes a los próximos trimestres, pues los resultados de la EPA conocidos hoy recogen sólo un impacto limitado del estado de alarma, ya que fue declarado el pasado 14 de marzo.
Ante esta situación, CONFAES se suma a las consideraciones de CECALE, y entiende que, aunque continua siendo fundamental hacer frente a la emergencia sanitaria, es muy importante no desconocer los devastadores efectos que se están produciendo en la economía, por lo que resulta clave poner en marcha con premura, no solamente todas las medidas ya acordadas en el seno del Diálogo Social el pasado 25 de marzo sino potenciar las mismas.
En ese sentido, es igualmente necesario el aplazamiento de impuestos y pagos, así como facilitar la financiación de las empresas a través de los créditos ICO y de Iberaval, para inyectarlas liquidez y así evitar que muchas de ellas caigan; todo ello con el objetivo de preservar el tejido productivo y, con ello, garantizar que la actividad económica se recupere de forma ágil y continuada.
Por eso los empresarios insisten en que decisiones políticas, en muchas ocasiones improvisadas, como la denominada hibernación de la actividad empresarial no esencial, desconociendo las características de cada territorio, y la posterior deshibernación sin garantizar una precisa y puntual dotación de equipos de protección individual y de test a las empresas para poder trabajar con suficientes y adecuadas garantías, no ayudan sino que perjudican y posponen la superación de la crisis económica que ya hoy nos afecta.