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La eficiencia energética supone una preocupación cada vez mayor para las pymes de Salamanca. Una partida importante es aquella dedicada a la iluminación, por lo que la decisión tomada en Bruselas que jubila las antiguas bombillas en favor del LED hará que se ahorren de media unos 360 euros de consumo eléctrico, según una estimación realizada por AESLUX, la Asociación de Empresarios Salmantinos de Instalaciones Eléctricas y Telecomunicaciones, integrada en la patronal CONFAES.
Según José Luis Sánchez Iglesias, presidente de esta asociación, la tecnología LED destaca especialmente por el ahorro en el consumo eléctrico. “La principal ventaja es el ahorro de energía de un 90% que estimamos en 1,5€ mensuales en el cambio de un foco LED de 7 vatios frente a un halógeno de la misma intensidad lumínica, lo que en un negocio que tenga instalados 20 unidades, el ahorro total estaría en unos 360 euros de media”, argumenta Sánchez Iglesias, quien recuerda que “para no tener sorpresas con cualquier instalación eléctrica, es conveniente acudir a un profesional cualificado que garantice un trabajo de calidad”.
Asimismo, el presidente de AESLUX resume otros puntos fuertes de los LED, respecto a otros tipos de iluminación. “Son menos contaminantes al no tener mercurio, tienen una vida útil mucho mayor entre 30.000 y 50.000 horas (más de 10 años), proporcionan una luz que se puede regular en tono e intensidad, tiene una respuesta más rápida cuando las encendemos y no emiten calor durante su uso”, enumera.
El cambio supondrá para las pymes un alto desembolso inicial, una circunstancia que desanima a los empresarios. Esta circunstancia, a juicio de José Luis Sánchez Iglesias, se acaba compensando con el ahorro en electricidad. “Dependiendo del tipo de bombilla o foco que necesitemos instalar, el precio varía. Sin embargo, su alta eficiencia energética hace que ya en el primer año de vida podamos amortizar su coste inicial”, explica.
En este sentido, recomienda que el reemplazo de las antiguas bombillas o focos “se realice de forma gradual” y se instalen en las zonas “donde exista una mayor necesidad de iluminación”.
Quien todavía desee seguir utilizando bombillas y focos halógenos lo tendrá cada vez más complicado. A partir del 1 de septiembre, la Unión Europea ha prohibido a cualquier fabricante la comercialización en Europa de estos productos, sin embargo, seguirán estando a la venta hasta que se agoten las existencias disponibles en las tiendas especializadas.