CONFAES te muestra cómo prevenir los riesgos laborales ante las altas temperaturas

En este mes de agosto, muchos salmantinos trabajan expuestos a altas temperaturas, especialmente en aquellas profesiones que desarrollan su actividad en el exterior. Con el fin de evitar cualquier tipo de peligro, el departamento de Prevención de Riesgos Laborales de CONFAES te sugiere a continuación estas medidas de protección y prevención:

Riesgos causados por el calor
La exposición de los trabajadores a temperaturas elevadas, en exteriores o interiores, puede tener graves consecuencias.

Algunas tareas se llevan a cabo de manera habitual en exteriores (construcción, jardinería, agricultura) que se van a ver afectadas por estas condiciones. También hay trabajos de carácter temporal que se inician en estos meses más cálidos y que deben tener en cuenta las condiciones ambientales, por ejemplo trabajos en cocinas en las proximidades de fogones, hornos, etc., o en salas de calderas, y en general en lugares cerrados y poco ventilados.

Los efectos del calor excesivo sobre el organismo van desde las molestias, el agotamiento por calor hasta el golpe de calor, cuyos efectos pueden llegar a ser hasta mortales. Además hay que considerar que la aparición de los primeros síntomas (mareos, calambres…), si bien no deriva directamente en un daño para la salud, puede ser el factor desencadenante de accidentes laborales.

El cuerpo humano frente al calor
La temperatura interna suele mantenerse alrededor de los 37ºC, para evitar que la acumulación de calor producido por el cuerpo por la actividad física o aportado por el ambiente descompense nuestra temperatura, el cuerpo humano dispone de mecanismos destinados a disipar al ambiente el exceso de calor corporal.

El aumento de la sudoración (enfriamiento por evaporación) y del flujo sanguíneo superficial (cuando nos ponemos «rojos»), así como la disminución de la actividad física, contribuyen al control de la temperatura interna. Al superarse la capacidad de adaptación del cuerpo humano, la temperatura interna comienza a subir y empiezan a manifestarse los diferentes síntomas.

Situaciones y factores de riesgo
Existen una serie de condiciones personales y ambientales que favorecen las situaciones de riesgo.

Serán propensos los trabajadores que, pese a estar en buenas condiciones físicas, estén consumiendo fármacos como barbitúricos, diuréticos o neurolépticos, o que se hallen bajo los efectos del alcohol y esta propensión aumentará si son diabéticos, obesos o con insuficiencia cardiaca. Deben extremar las precauciones las personas que provengan de climas habitualmente más fríos.

En cuanto a las condiciones ambientales, éstas son especialmente perjudiciales a partir de temperaturas de 34 ºC y humedad relativa del 60%, por lo que nos interesará mantenernos por debajo de estos niveles.

Medidas de protección y prevención
Las medidas de prevención del golpe de calor son sencillas, y en la mayoría de los casos no requieren grandes medios ni inversiones económicas, sino una correcta previsión y organización del trabajo:

  • Ropa: amplia y ligera, de color claro y tejido que absorba el agua, sea permeable al aire y al vapor, ya que facilita la disipación del calor. Hay que evitar la exposición directa de la piel al sol.
  • Protección: cubrir la cabeza con casco, gorro o sombrero. Es conveniente disponer de toldos o sombrillas siempre que sea posible, al menos para las zonas de descanso, así como utilizar protección solar.
  • Hidratación: Hay que reponer líquidos y sales que se pierden por sudoración. Conviene ingerir bebidas isotónicas, ya sean comercializadas o de «fabricación propia» (6-7 cucharadas de azúcar y media cucharada de sal por litro de agua), a razón de dos vasos cada media hora. Por eso es necesario tener cerca o llevar encima cantimploras o botellas, mientras se realizan las tareas. Tomar las medidas necesarias para no quedarnos nunca sin agua. Después del ejercicio o al final de la jornada laboral es recomendable ingerir bebidas azucaradas.
  • Organización del trabajo: Hay que evitar la exposición en las horas centrales del día, programando las tareas más duras durante los periodos más frescos del turno de trabajo. Es importante llevar a cabo pausas periódicas en las que aprovechar para descansar y, sobre todo, refrescarse e hidratarse. Es recomendable mantener un control periódico de compañeros: visual, telefónico…
  • Dieta: Hay que evitar las comidas copiosas y la ingestión de café y alcohol, especialmente justo antes de iniciar el ejercicio físico.
  • Otros: Apantallar ventanas, proteger y aislar los focos de calor, evitar cambios bruscos de temperatura.

Primeros auxilios: síntomas y cómo actuar
Los primeros síntomas del fallo de la termorregulación son mareos, nauseas, cefaleas, calambres, dolores musculares, cansancio, debilidad y taquicardias.

Si la situación se mantiene se agravan los síntomas, hasta evolucionar al golpe de calor, que se caracteriza por una piel seca, caliente y enrojecida, pulso rápido y fuerte, dolor intenso de cabeza, confusión, mareos, nauseas, convulsiones y pérdida de conciencia.

Para no poner en peligro la vida, en cuanto se presenten los primeros síntomas:

  • Abandonar el ejercicio físico.
  • Poner a la persona a la sombra en un lugar fresco y ventilado, y refrescarla de inmediato (humedecer ropa y cuerpo, aplicar compresas frías y ventilar o abanicar).
  • Si la persona está consciente hay que suministrarle líquidos de inmediato, pero nunca bebidas alcohólicas.
  • Si hay convulsiones intentar únicamente que la persona no se haga daño, poniendo algún cojín o ropa bajo la cabeza para evitar que se la golpee.
  • Se trata de una urgencia médica, por tanto debe solicitarse ayuda y trasladar al afectado a un centro hospitalario. Hay que tener en cuenta que algunos efectos del golpe de calor pueden presentarse días después de la exposición.